Los textos de autor son aquellos textos literarios, que como su propio nombre indica, tienen un autor, ya sea reconocido, anónimo o un seudónimo. Las principales características de estos textos es que tiene un estilo, como está escrito, y un tema principal, el contenido, alrededor del que trata todo el texto.
Debemos respetar el contenido y la forma de estos textos ya que tiene un creador que los ha hecho así por un motivo determinado. Nosotros, en lugar de adaptarlos, debemos seleccionar los que más se ajusten a nuestras necesidades y características del aula.
El mercado literario es un mercado muy dinámico y de cuentos infantiles sólo suele salir una edición de cada uno, a no ser que sean muy buenos que se vuelven a reeditar.
Hay muchos sitios, como libros o páginas web, que te dicen que libros son los recomendados para cada edad; pero hay que tener en cuenta no solo el estado de desarrollo en el que se encuentren nuestros niños, sino también en los intereses, las necesidades. También hay que tener en cuenta que hay libros que simplemente por el formato o los colores de la portada atraerá más a los niños o a las niñas, por lo que hay que estar pendiente de eso también.
La literatura juvenil no comienza a abrirse camino hasta el siglo XVIII, pero no es hasta el siglo XIX cuando aparecen los primeros libros dedicados especialmente a este sector. En esta época está Julio Verne, conocido por “La vuelta al mundo en 80 días”. Poco a poco la literatura fue extendiéndose, pero no se escribió ningún libro para menores de 8 años hasta la década de los 60 del siglo XX. En esta época la intención de estos libros era estrictamente moralizadora, con mucho texto y muy pocas imágenes. En los años 80-90 es cuando tiene lugar el boom de literatura infantil (6-7 años) con los álbum de imágenes donde la ilustración tenía la misma importancia que el texto, son libros de gran tamaño. Se ponen muy de moda los ilustradores como Ferrándiz en España o Rebeca Dautreme.
En España, a finales del siglo XX aparece Saturnino Calleja, editor del que ya hemos hablado en el bloque anterior, tuvo el mercado editorial de cuentos infantiles en su mano hasta los años 20 del siglo XX. Después de la guerra civil aparecieron la editorial Bruguera, la Molino,… que sacaban ediciones más baratas con papel de mala calidad, pero accesible a los niños de clase media-baja. Cuando el libro tenía una página a color encarecía mucho el precio del cuento.
Muchos de los cuentos tenían como personajes principales “niños santos” ya que en la posguerra la iglesia tenía mucho poder.
Todos los personajes que aparecían en los cuentos de estas editoriales seguían la misma estructura que los personajes de los cuentos folclóricos, es decir, personajes planos con sólo dos características, una física y otra psicológica: por ejemplo, La Cenicienta, era buena (psicológico) y guapa (físico). Debido a esto el niño nunca llegaba a identificarse con estos personajes que eran estereotipados y se alejaban de su realidad.
Esto cambió en los años 30 del siglo XX cuando aparece Elena Fortún, la creadora del personaje Celia. Celia ya no es un personaje plano, es una niña de 6 años, de clase alta que se va a estudiar a un internado de niñas ricas en el que le suceden cosas que le pueden pasar a cualquier niña, por lo que se sienten muy identificada con ella. Celia fue una colección de muchos tomos en los que a medida que el público crecía Celia también crecía con ellos, estudió, se enamoró, se hizo maestra,…
Los chicos también se sintieron identificados con este tipo de cuentos cuando Elena Fortún empezó a escribir sobre el hermano de Celia.
Después de la Guerra Civil española, tuvo su gran apogeo la radio, superando incluso a la prensa escrita, porque no solo te contaban las noticias del día, sino que también entretenía con los seriales para hombres, para mujeres e, incluso, para niños.
Los más famosos de esta época eran: Matilde, Mari Pepa, Antoñita la fantástica, Perico y Periquín,….
Hoy en día nos pasa lo mismo, nos gustan más unos libros que otros por el simple hecho de que somos capaces de identificarnos con el personaje o porque seamos capaces de identificar a los personajes que rodean al protagonista con los que nos rodean a nosotros.
Actualmente, una de las sagas con mayor éxito entre los jóvenes de todo el mundo ha sido la creada por la escritora J.K. Rowling con su personaje Harry Potter. Se trata de una historia ubicada en un mundo paralelo, irreal, de magia en el que le suceden ciertas cosas a un niño de 11 años. Todos los libros comienzan contándote la historia desde el mundo real y viaja al irreal, donde le suceden las cosas, para terminar en el mundo real otra vez. El personaje ha ido creciendo, evolucionando a la vez que lo hacíamos sus lectores, por lo que era muy fácil identificarse con él o con cualquiera de sus amigos que lo acompañan a todos lados.
A partir de los años 60 del siglo XX, los autores comienzan a preocuparse por este acercamiento a la realidad. Crean personajes que se caractericen por ser héroes cotidianos y reales. No es hasta los años 80-90 cuando desaparece el carácter moralizador y, desde entonces, los personajes ya no son buenos o malos, son más complicados. Estos personajes plantean actitudes positivas (abiertos, objetivos, activos, extrovertidos, optimistas, alegres, adaptables,…) que ayudan al niño a ser más feliz en la vida, o actitudes negativas (pasivos, egocéntricos, cerrados, hipersensibles, descontentos, tímidos, intransigentes,…) que te dan menos oportunidades de ser feliz en la vida. En la vida real las personas no son buenas o malas, son mezcla de las dos, pues lo mismo sucede en la literatura. En un cuento cuando el personaje comienza con actitudes positivas, debe acabar también con actitudes positivas, en cambio, si empieza con actitudes negativas los personajes que rodean al protagonista irán ayudándole hasta conseguir que termine con actitudes positivas.
Cuando vayamos a elegir un libro para nuestros alumnos debemos tener en cuenta y analizar los siguientes puntos:
RECEPTOR: los más importante es que el niño disfrute, para ello debemos saber sus gustos y centrarnos en ellos, teniendo en cuenta la edad que tiene.
EMISOR: el emisor real para el niño no será ni el autor ni la persona que lo está contando, será el protagonista del cuento y con el que el niño se identifica.
VALORES Y CONTRAVALORES: un buen libro es aquel que empieza con una actitud negativa y acaba con una positiva y si comienza con una positiva que acabe con una positiva también.
LENGUAJE: un cuento de infantil debe estar compuesto por frases cortas, con pocas subordinaciones y con un lenguaje de acuerdo a la edad. Pueden aparecer una o dos palabras nuevas en el cuento, para que el niño vaya ampliando su vocabulario.
ILUSTRACIONES: dependen del gusto de cada uno. Pero es esencial que el niño sea capaz de seguir la historia a través de las imágenes y que cuando el vuelva a coger el cuento, con ver las imágenes sea capaz de recordar la historia.
TIEMPO Y ESPACIO: tiene que ser reconocibles por el niño, saber dónde está situado y en qué tiempo se da (presente, pasado o futuro).
ESTRUCTURA: hay dos tipos de estructura básica en infantil:
Lógica: planteamiento, nudo y desenlace. Pudiendo ser el desenlace abierto o cerrado
Acumulativa: van dando datos que no conocíamos de forma acumulativa.
Hay cuentos en infantil que presentan las dos estructuras a la vez, siendo una estructura lógica: planteamiento, nudo acumulativo y desenlace.
TEMA: tiene que estar adecuado al niño, que lo entiendan, cercano a ellos, con lo que se puedan identificar, y de su interés.
Después de seguir todos estos pasos debemos sacar una conclusión sobre que nos ha parecido el libro, poniendo en conjunto todos los aspectos que hemos analizado.
La poesía de autor tiene su expansión en los años 90, como todos los textos de autor, pero con menor influencia y desarrollo. En el siglo XX se utiliza mucho, pero los temas que tratan no son para infantil, porque no son adecuados por la evolución psicológica del niño ni por sus intereses. La poesía de esta época no busca que el niño disfrute, eran meramente didácticas.
La poesía que había estaba escrita por adultos para adultos, hasta que tras la postguerra apareció Gloria Fuertes, que empezó a escribir poesía para niños porque pensaba que había que educar a los niños desde pequeños por el gusto a la poesía para que de mayores siguieran leyéndola. Asique cambio la forma y el contenido de los poemas utilizando para ello el tema del absurdo, los juegos de palabras, etc.
El teatro de autor en infantil es inexistente. Lo mejor que podemos hacer es cogernos una obra y adaptarla nosotros al número de niños, poniendo o quitando personajes; el lenguaje, etc.